viernes, 16 de octubre de 2020

¡LLEGAMOS A LA META!




     Llegó la tan ansiada recta final, no sin desafíos como era de esperarse. Con obstáculos aleccionadores y expectativas por cumplir... En esta última entrada de blog, me propongo, en primera instancia, esbozar de manera resumida algunos de los contenidos vistos y, luego, comentar un poco mi proceso para confeccionar la actividad final. 

    Como punto de partida de este tramo culminante, el módulo cinco me hizo reflexionar sobre la evaluación auténtica y sus implicaciones. Identificar esas implicaciones en la cotidianidad de mis dinámicas laborales y repensar formas de aplicar lo aprendido. En otras palabras, ver cómo puedo reconstruir mis instrumentos evaluativos a fin de intentar lograr lo que Rebeca Anijovich llama "demostración de la comprensión de saberes". 

    Un aspecto en el que pensé específicamente (siguiendo con la faceta del día a día laboral) fue en el valor de la enunciación en las consignas evaluativas. En varias oportunidades me tocó trabajar interdisciplinariamente con profesores de otras áreas y comprobé muy a mi pesar que sus quejas relacionadas con respuestas de sus alumnos tenían base en la carente adecuación comunicativa a la hora de esbozar consignas. Esa disonancia entre las intenciones del profesor y las efectivas devoluciones de los estudiantes, lamentablemente tiene raíz en la falta de planificación efectiva suficiente por parte de muchos docentes sobre lo que se pregunta y el modo en el que se ejecutan los cuestionamientos. Por esto, el concepto de diversidad cognitiva me pareció de lo más pertinente a la hora de tener presente el compromiso con el enunciado que comunica a nuestros receptores lo que intentamos que ellos ejecuten.

    A propósito de esto último, quedé muy sorprendida (y desde luego reflexiva) respecto a las ordenanzas de la UNCuyo vigentes desde el año dos mil diez. Egresé seis años más tarde a esa fecha y personalmente no recuerdo ni una evaluación que atendiera a esta diversidad cognitiva.... Por supuesto se comprende la practicidad con la que los profesores se anclan a sus prácticas "buenas y conocidas" en detrimento de las "malas por conocer". Aún así... diez años más tarde estoy segura de que la discusión no está puesta sobre la mesa de las instancias de planificación examinadoras entre muchos de los docentes a cargo de las cátedras de nuestra querida casa de estudios. Ojalá como formadores que hemos transitado este valioso recorrido reflexionemos en la conclusión que expone magistralmente Melina Furman en su charla TED cuando asevera que no pensar en el sentido de lo que el docente quiere enseñar, tiene como consecuencia que el estudiante "aprende que aprender es una actividad desapasionada".    

    Una vez abordado el tema de las evaluaciones significativas, el módulo cinco nos propuso como reto la creación de un proceso de gamificación. Leer acerca de las cosmovisión de la evaluación como instancia de juego me recordó a una charla TED que quedó grabada en mi memoria hace unos años y que justamente exponía la importancia de asociar los procesos de juego a los procesos educativos. Se titula "Los videojuegos enseñan mejor que la escuela" y la comparto a continuación para quien quiera enriquecerse con los interrogantes que deja sobre la mesa de las reflexiones. 

 


    Por una cuestión de tiempos, debí escoger la "opción B", que proponía la creación de un cuestionario en una plataforma destinada a ello. La misma me resultó de lo más intuitiva e interactiva. Ya generé varias ideas en mi mente para aplicarla con algunos de mis estudiantes, adolescentes específicamente, en temáticas que debo abordar en mis prácticas. A continuación en la imagen dejo el enlace correspondiente a la actividad solicitada. 


    Respecto al contenido del cuestionario, debí primero crear una especie de bosquejo en el que plasmar las temáticas que pudiese estructurar en la herramienta. Desde luego tuve que pensar en la "cognición" de quienes pudiesen resolver las consignas a fin de que fuese posible hacerlo de manera efectiva (lo que supone también una dinámica que sea fácil). Además, decidí integrar una instancia metacognitiva en la última entrada para añadirle valor formativo a la cuestión. 

    Finalmente, una vez que creí concretarlo, decidí analizar la extensión del cuestionario en general y borrar dos de los ítems que había colocado. La idea de este tipo de herramientas, como expuse anteriormente, es el dinamismo y me pareció que era importante reconsiderar ese aspecto en específico.

    A modo de conclusión no me queda más que agradecer el tiempo, la dedicación y sobre todo la paciencia que han ejercido los tutores de este curso para con nosotros los profesores-estudiantes que, a veces, no somos tan distintos de los alumnos típicos de secundaria (risas). Me voy con los bolsillos cognitivos llenos y con la mochila llena de pensamientos tendientes a redireccionar varias de mis estrategias formadoras actuales a fin de sacarle provecho a lo que he aprendido.   










  

miércoles, 7 de octubre de 2020

Moviendo la lupa

    


    En esta nueva entrada sobre el contenido de la unidad número cuatro, me encuentro con mis propias dicotomías metacognitivas. Coloco esta vez la lupa de análisis sobre mi propia memoria. Analizo mi trayectoria con la evaluación y las mismísimas instancias ofrecidas a mis alumnos para que desarrollen su metacognición... me cuestiono ¿la meta siempre fue que mis estudiantes se convirtieran en los dueños de su propio aprendizaje? ¿soy consciente de la cantidad de veces que implementé la evaluación de tipo holística cuando era necesario otro tipo? ¿ofrezco variedad de instrumentos evaluativos como docente-estratega que propicia el cambio? ¿puedo planificar instancias de coevaluación con mayor asiduidad?

    De lo dicho, se desprenden dos "caídas en cuenta" que puedo colocar sobre la mesa desde mi propia ejecución áulica: ser docente modeladora de manera recurrente y darle más entidad a la coevaluación. 

    En primera instancia, tal y como nos enseñaron en la formación docente de grado, "modelar" las iniciativas dentro del curso es fundamental para el aprehender. En palabras más precisas, hacer explícito el pensamiento que tenemos para repensar nuestro abordaje al conocimiento y por ende, el de nuestros educandos. 

    Modelizar es quizá la clave para incorporar el hábito metacognitivo en el marco de la evaluación formativa. Este pensamiento es el que extraigo y en el que intentaré hacer mayor hincapié de ahora en adelante... ¿Quién de nosotros no necesita un ejemplo antes de emprender en pro del cambio? 

    A propósito de esto, dejo una infografía que me parece de lo más pertinente para analizar.


  

   Por otro lado, las afirmaciones de Anijovich tocante a enseñar en un aula heterogénea, conecta justamente con la idea de ofrecer momentos de coevaluación que le permitan a los estudiantes tomar postura y ejercitar el juicio crítico entre otras capacidades que se activan en este proceso. 

    Finalmente y como consideración de cierre, puedo establecer que cada  interrogante que surge de lo que voy incorporando es un puntapié a la observación personal para proyectar nuevas actuaciones dentro de mi desempeño como formadora. Puntualmente, Graciela Cappelletti con su discurso acerca de la metacognición fue de lo más esclarecedora y concreta al referir este proceso no solo como ejercicio de reflexión sino como proceso para tomar decisiones que permitan re-orientar el curso de las acciones. Este enfoque de "monitoreo de la propia acción" a fin de revisar el recorrido es un concepto de lo más activo teniendo en cuenta los mecanismos mentales como protagonistas del cambio de rumbo de los procesos de aprendizaje de los estudiantes. Se vislumbra como un verdadero desafío de práctica compleja formativa... ¿por qué no establecernos instancias obligatorias de metacognición para obligarnos a re-orientar lo que sabemos que es necesario redireccionar? Una vez que nos hayamos autodisciplinado en ello, podríamos poner en práctica las estrategias sugeridas para transmitir con eficacia...


martes, 29 de septiembre de 2020

Evidencias... nada más y nada menos

 

   
    En este módulo aprendí un poco a pensar como una investigadora (que conste en acta que dije "pensar como" y no "ser como"). Puntualmente a pensar en el cómo corroborar que los aprendizajes han sido realmente incorporados y a reflexionar en cómo dicho proceso se manifestaría en evidencias. Para esto retomo el concepto que puse sobre la mesa en la entrada anterior de este blog: cuestionamiento. Se debe necesariamente pasar por un proceso de cuestionamiento primario para sentar las bases de las tan importantes evidencias. Algunas de las preguntas que se nos sugirió tener presentes fueron:

  • ¿Qué saben los estudiantes sobre este tema?
  • ¿Qué tendría que preguntarles o pedirles que hagan para saber qué saben?
  • ¿Cómo nos damos cuenta de lo que los estudiantes saben y cómo lo saben ellos?
  • ¿Qué consignas de evaluación les proponemos para recoger información sobre sus aprendizajes?
    Todo este cuestionamiento tiene como fin el proceso más complejo y por lo tanto menos atendido a veces por todos los que somos docentes: planificar de manera eficaz nuestros instrumentos evaluativos. Generalmente nos amparamos en los clásicos de siempre que nos hacen sentir cómodos en terreno conocido. Pero justamente ahí es en donde está el desafío que rescato como aprendizaje de este módulo: no solo cuestionar, si no planificar concienzudamente el camino de la evaluación.

    Tal y como un detective planea sus pasos para encontrar evidencias que  lo lleven a puerto, la planificación de las instancias evaluativas debe ser una cuestión pensada y para nada improvisada o dejada en manos de "lo bueno conocido". A propósito de esto, el famoso dicho "vuelve sobre tus pasos" viene absolutamente al caso porque en este punto se retoma lo ya visto en cursos anteriores respecto a invertir el orden canónico de las cosas para repensarlas. En esta instancia, específicamente, es hablar de planificación invertida para empezar a considerar una hoja de ruta que parta desde lo que deseo que mis estudiantes aprendan.


    Como se ve en el gráfico, el camino parte de los resultados de aprendizaje deseados, lo que me permitirá visualizar los criterios de evaluación de manera más eficaz. Además, pensar esos criterios como una vía comunicativa con mis estudiantes que, a fin de cuentas, serán los que a través de su autonomía corroboren sus actividades respecto a lo que se espera que aprendan. En palabras de Anijovich, focalizar en que los criterios de evaluación tienen que ser transparentes, públicos y compartidos.    

    En esta misma línea se adhieren las palabras de Anijovich y Cappelletti: si los alumnos conocen sus criterios podrán planificar su propio recorrido hasta llegar a los aprendizajes. Esta concepción concuerda con la devolución de mi tutor cuando me aclaró oportunamente que el enfoque del curso sobre las rúbricas y demás herramientas. Junto con una colega las considerábamos instrumentos de evaluación, si bien un entendimiento más asertivo sería verlas como asistentes de la evaluación y no instrumentos en sí mismos. 

    Finalmente y para trazar horizontes en búsqueda de futuras evidencias me dejo el siguiente cuestionamiento reflexivo... Cuánto tendremos que insistir como docentes respecto al uso de estos asistentes de la evaluación para que nuestros estudiantes también las consideren como guías indispensables en sus prácticas autónomas.






    

martes, 22 de septiembre de 2020

Evaluando y retroalimentando, nos vamos formando...

Reflexionando sobre retroalimentación...



    Si tuviese que resumir en una palabra el contenido de este módulo y su impacto en mí, lo haría a través de un término: cuestionamiento. Cuestionarme todo sobre la evaluación en mis prácticas, tomar conciencia de los procesos innatos que una ya los trae inclusive a modo de vicio y que no sabía que tenían una denominación; como por ejemplo "retroalimentación informal", "nivel del yo", "autorregulación", etc.

    Este cuestionamiento interpela inclusive lo que yo ya creía que era formativo a cabalidad y lo tomaba como un proceso concienzudo y acabado. Solo por citar a las queridas rúbricas, he tenido que desandar un poco el uso que hacía usualmente de ellas y el sentido que les asignaba. Meditar un poco en la retroalimentación y lo medular de la misma para ofrecer oportunidades de mejora, ha sido el sentido que me llevo de este módulo en específico. 

   A este respecto rescato un punto en particular que he ponderado en esta etapa: la organización de las instancias de retroalimentación. No dejarlo todo al azar o a que se presente la oportunidad de hacerles devoluciones a mis estudiantes. Esta caída en cuenta se la debo a la charla brindada por Rebeca Anijovich, autora clave en la bibliografía propuesta, "La evaluación formativa llegó para quedarse", en donde ella reflexiona sobre el papel fundamental que cumple la retroalimentación en el nivel secundario. Donde los alumnos tienen muchas materias que acreditar y en donde dicho proceso de devolución debiera ser consensuado con otras áreas a fin de que no sea una instancia abrumadora o inclusive imposible de concretar. Dejo a continuación la charla para quien quiera nutrirse también de lo que allí se esboza.


     Sobre esta organización, repienso mis prácticas como una planificación que se reelaborará constantemente atendiendo a las necesidades y respuestas de mis estudiantes. En este punto también cabe citar la insistencia de la que habla la pedagoga supracitada acerca de "acostumbrar a nuestros alumnos" a las devoluciones y a replantearles el concepto que ellos mismos tiene acerca de la evaluación. De allí también, la importancia de generar un clima no punitivo para que se de justamente esta sensación de "mejora efectiva" que queremos lograr con base en la recurrencia en la retroalimentación.

   Finalmente, y tratando de no ir en búsqueda de bueyes perdidos como suele sucederme, puedo concluir en que este "cuestionamiento" de lo que consideraba como establecido e inamovible en ciertas estructuras pertenecientes a a la evaluación y a la retroalimentación específicamente, tiene que ver con lo que nos atraviesa a casi todos los docentes: nuestra zona de confort. Intentar movernos un poco de lo establecido para atender a lo que necesita el momento y la circunstancia en la que se enmarca la educación. Lo que desde luego pone sobre la mesa nuevos interrogantes nuevamente: 

  • ¿Para qué niveles educativos es necesario aplicar tales o cuales escalones de la escalera de retroalimentación?     
  • ¿Es realmente necesario procesar la retroalimentación solo bajo parámetros escritos y formales?
  • ¿Hasta qué punto puedo servirme de una retroalimentación en instancias de autonomía virtual?

    Dejo la siguiente imagen, con la que concluye Anijovich su charla para DGE a fin de iniciar reflexiones sobre aquello que merece generar estrategias diferentes con base en el cambio. 



lunes, 14 de septiembre de 2020

Evaluación en ambientes digitales

     Al leer el material propuesto para este módulo, me remití a mi propia experiencia como alumna siendo evaluada en la formación de grado. Quedé totalmente conmovida por el trailer de "Las facultades", me sentí identificada absolutamente con esa instancia de adrenalina/pánico/satisfacción/frustración que suponía ir a demostrar que los conocimientos habían sido "incorporados" ante un tribunal docente. Coloco a propósito el entrecomillado porque claramente, no todos los conocimientos fueron realmente incorporados o asimilados. Más aún teniendo en cuenta que yo vengo de la generación en la que todavía se idealizaba muchísimo a los profesores como "los grandes monstruos del conocimiento" (valga la ambigüedad del sustantivo entre risas). Por lo tanto jamás nos planteamos como estudiantes acerca de nuestras instancias evaluativas de tipo enciclopedista; eran lo establecido y punto. A este respecto considero que no fue elegido al azar el personaje que nos guía en esta propuesta: la directora Tronchatoro o Miss Trunchbull según la obra de Roald Dahl. Ella representa las convicciones de lo que "un docente debe ser" más allá del carácter integral que supone la formación escolar. Es también a quien a más de uno nos gustaría invocar en determinados momentos muuuuy especiales dentro de los cursos jajaja



    Ahora, en una instancia un poco más seria y viendo que me encuentro del otro lado de cuestión (como quien enseña), es cuando agradezco este cambio de paradigma que se está forjando a la luz de lo formativo y el sentido completo de la evaluación por decirlo de alguna manera. Del video de Linda Castañeda rescato la frase "evaluar también para premiar o felicitar... poner ratings". Es decir, mirar ese necesario proceso como una fase de enriquecimiento por parte de ambos actores de lo educativo, tanto de educadores como de educandos. Como la docente citada lo aseveró, que más que un juicio sea una ocasión para aprender.  

    A su vez, el hecho de diversificar la mirada de quién es el que evalúa, da la oportunidad de ampliar las perspectivas del propio docente para hacer partícipes, por ejemplo, a los propios pares del estudiante. Lo que brinda la posibilidad de ser protagonistas del propio camino de evaluación desde lo metacognitivo. 

    Como desafío docente, salir de la zona de confort que nos da la usual evaluación sumativa es el reto a superar constantemente. Creo que casi todos estamos más que acostumbrados a la típica prueba diagnóstico o a la sumativa; no así con la formativa que implica tener claros parámetros concretos para la formación de un criterio. Es decir: ¿Cómo establezco un criterio cuantificable? ¿Aprendió o no significativamente los contenidos que quería transmitirle? ¿Podrá trasladarlos de manera eficaz a su vida y a su vez sentir la necesidad de seguir ampliando esos conocimientos?

    Por ahora son más los interrogantes que las certezas que veníamos manejando (al menos hablo por mi) de manera un poco ingenua con rúbricas alternativas a otros métodos de evaluación. Espero que al finalizar este curso obtenga, como sucedió con los anteriores, esa hermosa satisfacción que deviene de haber ampliado la enciclopedia pedagógica mental. 

    Dejo el enlace al documento pedido y espero que esté correcto. Para estructurarlo, consideré el DCP correspondiente y luego leí el documento adjunto sobre los resultados y su debida expresión dentro de lo escrito. Cómo debemos pensar esos términos que formarán parte del soporte que justificará nuestros lineamientos evaluativos. Recordé para ello la taxonomía de Bloom que, junto a mis compañeros, la tomamos como solución al problema que se nos planteó para el diseño de un objeto comunicativo digital. Es interesante corroborar cómo suena lógico y precioso el planteamiento de este autor y cómo se complejiza un poco más su aplicación efectiva. 

    Finalmente, agrego que lo que tuve presente a la hora de redactar las consignas fue lo que se nos ha venido solicitando a los docentes desde inicio de este tiempo, prolongado por cierto, de cuarentena: que seamos lo más didácticos posibles a la hora de mediar instrucciones. Pensando siempre en la asincronía que nos interpela, en las limitaciones que supone la no presencialidad y en la autogestión que podemos fomentar en los estudiantes a través de la resolución de sus propias dificultades de aprendizaje.

    ¡A seguir en camino!



lunes, 24 de agosto de 2020

Objeto de aprendizaje

 Todo concluye al fin...



    La emoción en estos momentos es indescriptible. Abordé las consignas del trabajo final no hace mucho y casi me hiperventilo al leerla... ¿Por dónde empezar esta publicación acerca del OA? Supongo que desde los hechos que siguen inmediatamente ala construcción del Objeto Comunicativo. 

    Cuando junto a mi increíble equipo de compañeros concluimos con la entrega del objeto comunicativo, sentí tocar el cielo con las manos. Pero claro, todo lo bueno dura poco (visión trágica de la vida jaja) e inmediatamente me vi interpelada por este nuevo desafío. Hermoso por cierto, pero desafío al fin. Debí invertir todo el fin de semana para poder entregarlo en tiempo y (espero) en forma. La herramienta a utilizar resultó de fácil apropiación y en menos de lo que esperaba ya me moví como pez en el agua en la interfaz de exelearning. 

    El mayor desafío fue pensar en un objeto que realmente pudiese incorporar a mis clases de manera efectiva. Le di mucho tiempo de razonamiento a eso. Y, por sobre todo, traté de que el enfoque primordial que había sido el eje vertebrador del objeto comunicativo, estuviese presente en este objeto de aprendizaje: el sentido pedagógico de la propuesta. Por eso decidí incorporar la rúbrica evaluativa como sección de la que se desprendan las actividades.

    Pude empezar a diagramar mi objeto siguiendo los mismos pasos iniciales que recorrí en el diseño del objeto comunicacional: iniciar con los objetivos. Teniendo en cuenta a Area Moreira en su propuesta de empaquetamiento, el punto de partída fue el para qué. Los objetivos principales (inspirados en el DCP) fueron los siguientes:

  • elaborar textos de invención que pongan en juego las convenciones propias de los géneros literarios. El narrativo en este caso, que posibilite experiencias de pensamiento, de interpretación y de escritura.
  • aplicar sistemáticamente el proceso de escritura en soportes digitales.
  • publicar y socializar esos textos en espacios virtuales de aprendizaje colaborativo.
  • identificar y usar las reglas ortográficas y signos de puntuación, diferenciando el uso de los mismos.

    Con estos lineamientos en claro, lo siguiente a analizar era el qué enseñar. Así es que recuperé un poco todo lo visto en los cursos anteriores en su sentido del tipo taller para la incorporación aplicativa de los contenidos vistos. A su vez, rescatando las herramientas TIC eficaces y atractivas, de las que nos venimos apropiando ya hace meses, y un par más de ellas encontradas por mi en el vasto mundo web. 
    
    Como bien se explicó en el documento del enunciado de la actividad, el cómo estaba un poco limitado por las posibilidades de la plataforma. Pero eso no fue impedimento para incorporar/incrustar/derivar otros recursos igual de útiles que exelearning. De ahí en adelante, todo fue solo imaginación y tiempo para crear siempre pensando en los destinatarios de la propuesta. Sus gustos y por qué no disgustos, su cansancio a estas alturas del año virtual y su potencial creativo tan dejado de lado a veces por los vicios de la presencialidad (que muchos profes han querido trasladar a la virtualidad).
    

    Respecto al armado de la secuencia, confeccioné una carpeta en mi pc destinada exclusivamente a todos los contenidos que quería colocar en dicha secuencia y los fui ordenando de manera práctica pensando siempre en la navegación de alumnos de escuela secundaria en sus primeros dos años. Por esta misma razón es que me costó un poco el cuestionario metacognitivo. Quise que fuera lo más escueto y sencillo posible. Libre de interrogantes que resultaran complejos de interpretar. A su vez, esto me dio la pauta de que debo leer más e informarme de manera más seria respecto a los caminos metacognitivos.

    Finalmente, no me queda más que agradecer a mis compañeros de grupo MalbeTIC que a través de sus comentarios en el grupo de Whatsapp allanaron el camino con sus experiencias a la hora de exportar para colocar en Moodle. Por su parte, Carina, nuestra tutora, siempre al pié del cañón con la mejor y más cálida disposición. 

    Ahora, a la espera de los aportes de todos mis compañeros y a la corrección correspondiente, voy a la mejor parte típica de estos momentos: ir a enriquecerme con las producciones de los demás profes-estudiantes ¡Nos vemos mañana martes!



Les dejo el enlace a mi OA.







sábado, 15 de agosto de 2020

Del ABP y otros demonios...

 

"Competencias para la Creación de Contenidos"

    Bajo ese título, comencé a transitar otra sección de la seguidilla de cursos que me tiene sorprendida desde principios de año. Debo decir primeramente, que me quedé de una sola pieza cuando nos dijeron a todos los profes-estudiantes que la modalidad obligatoria de esta instancia sería de carácter grupal. Diferentes inquietudes me atravesaron y pensé que sería una experiencia por lo menos desafiante... Tantos profesionales dedicados a rubros distintos tratando de ponerse de acuerdo o consensuando lineamientos, me parecía una meta complicadísima. Afortunadamente no fue del todo así.

      Síntesis de los aprendizajes adquiridos en todas las dimensiones del módulo “Las TIC: cuáles, cuándo y por qué” (TIC, ABP, trabajo en grupo).

    Emprender la propuesta grupal requirió desde lo personal a volver a caminar sobre lo andado en cursos anteriores; DADE por sobre todo. Sendero que me posibilitó reforzar contenidos y conceptos que pude aprehender sobre la misma acción y el trabajo colaborativo con mis compañeros. A esto se sumó lo que tuve que incorporar en este curso. 

    Hacer un plan de trabajo respetando pasos y repensando aquellos que ya habíamos visto anteriormente sirvió para, inclusive, potenciar descubrimientos y animarse a más. Ya desde las orientaciones para el ABP tuvimos que hacer una lectura comprensiva vez tras vez para poder atinar con la consigna inicial. El sentido pedagógico del trabajo con TIC quedó no solo como objetivo sobre el que construir el objeto, sino también como un cuestionamiento sobre el que rever nuestras propias prácticas docentes (al menos así lo sentí yo).

     A este respecto, conversando con una amiga que también hace el curso, caímos en cuenta de que el renombradísimo ABP se construía conjuntamente con el recorrido del camino... La metacognición sobre todo lo que se iba haciendo (inclusive el registro de encuentros grupales) configuraba el mismísimo aprendizaje para todos nosotros. Era poner en marcha un proyecto con los insumos que veníamos adquiriendo desde hace varios cursos atrás. Y ya que desde el título de mi entrada al blog vengo siendo referencial con escritores, invoco ahora a Antonio Machado... 


             



    Más allá de los aprendizajes específicos, y tal como comenté en la encuesta, esta iniciativa grupal nos puso de frente con nuestras propias capacidades intra e interpersonales también: la paciencia, la solidaridad con el compañero de equipo y la creatividad propia son solo algunas aristas que formaron parte de este constructo en el que armamos entre todos.

        Análisis de los 3 productos finales consultados

  • MalbeTICando

    El objeto comunicativo de este grupo tiene el fuerte de ser llamativo a nivel visual desde el principio. El audio que sentó las bases del mismo, de plano llama la atención refiriendo a las "inteligencias múltiples". Conecta absolutamente con el sentido pedagógico que se nos pidió tener como norte ya desde el planteo del problema. Me encantaría tener un conocimiento más profundo acerca del tema. Siento que no alcancé a comprender a cabalidad la relación entre el propósito del juego y la consigna planteada en el ya citado problema inicial. 

    Como crítica constructiva, veo que los Creative Commons están ausentes. Además de las propuestas docentes para nivel superior.

    Finalmente, puedo decir que me encantó la estética de la producción y el juego de colores que le brindan al objeto una aventura visual de lo más entusiasta. Agrego finalmente un agradecimiento, como profesora de Literatura, por la sugerencia del software "Comic Life" que me viene como anillo al dedo para mis clases en secundario.

  • Las reinas de VendimialsTIC
    Este artefacto comunicativo resultó ser absolutamente ordenado a nivel visual desde su índice y en un primer abordaje. Partiendo del trabajo colectivo como propuesta pedagógica, me pareció interesante la idea de pensar la "nueva normalidad" a través del contacto colaborativo digital con otros para poder encarar las propuestas docentes. 

    Un punto a resaltar (aplausos), que no todos los docentes consideramos, fue la producción de sus propios videos instructivos para cada herramienta sugerida. 

    Desde lo que observé como faltante, puedo destacar dos aspectos: la insignia de los Creative Commons y la referencia institucional presente en el planteo del problema (CapaTICarte). Dicho sea de paso, esto último tampoco estuvo presente en el trabajo del anterior equipo citado. 

  • EnfocaTICados
     Sinceramente no pude visualizar en este artefacto la "respuesta" al problema que se nos expuso como punto de partida para trabajar. Está tan focalizado en una área específica del conocimiento que no corresponde a una propuesta que contemple otras áreas. Personal y casualmente me sirve el contenido de este objeto comunicativo. Pero claramente está en disonancia con lo que se pidió.
    
    Como aspecto muy destacable, el diseño es sencillo y la diagramación permite un recorrido fluído por la interactividad.


       Autoevaluación de las competencias que me propuse desarrollar

    En primer lugar, me propuse ser más activa en cuanto a la participación en el trabajo en equipo. Como dije antes, pensé que iba a ser mucho más complejo de lo que realmente fue. Pude hacerme disponible para poner  a disposición de lo que íbamos construyendo, algunos conocimientos propios que sirvieron a los fines del objeto. 

    En segundo lugar, me planteé la meta de explorar más recursos TIC que me permitieran repensar las actividades asincrónicas en mis clases. Puedo decir a este respecto que me sentí de lo más agradecida por el enriquecimiento conjunto que tuvo lugar en el equipo con el que afortunadamente tuve el honor de trabajar. Conocí apps que inclusive, a pesar de tenerlas vistas, no las había analizado a profundidad y por lo tanto desconocía su potencial. 

    Finalmente, y relacionado con el punto anterior, me puse como meta indagar más en los posteos de Facebook que publicaban mis compañeros de curso. Fue interesantísimo ver la dinámica que se generó en VendimialsTIC. Cada aporte fue sustancial y realmente me hubiese gustado tener el tiempo de accesar a más contenido aún.     


        Reflexión final sobre la experiencia

    Como reflexión final no  puedo más que sentir agradecimiento por todas las instancias que transcurrí en este proceso de esfuerzo colaborativo. Desde la inagotable paciencia y carisma de nuestra tutora Carina Quinteros hasta la pasión evidente en los roles de cada integrante del equipo.

    Mis compañeros mostraron en todo momento determinación y compromiso con el curso. Supongo que las diferencias entre profesiones y franja etaria ya es de por sí un enriquecimiento para mi. Aprendí mucho de todos. Solo por citar un ejemplo, el chat de Whatsapp pocas veces estuvo inactivo. Constantemente se sentía la energía del compromiso: llovían propuestas, discusiones constructivas, palabras de ánimo y aliento, sugerencias u ofrecimientos para concretar tal o cual "arreglito" en el artefacto. Realmente me sentí muy cómoda y desafiada a dar lo mejor de mi en este equipo.

    Respecto del ABP en sí, vuelvo y retomo lo que mencioné en un comienzo; la caída en cuenta más grande de todas, fue que el mismísimo aprendizaje basado en problemas. Es una metacognición constante que se da como en una especie de triangulación evaluativa. Es decir, frecuentemente debo evaluarme a mi misma, sujeto que es engranaje de un sistema de trabajo mayor al que evalúo también y a su vez, observo con ojo clínico aquello que va conformándose como producto de toda esa labor conjunta. El ABP tiende esas redes de verificación consciente de los pasos que se dan hasta resolver el problema.

    Ahora, después de analizar las otras producciones, veo que aún hay mucho por aprender y que el trabajo con profesionales que se desenvuelven en distintas áreas del conocimiento es tan vasto, tienen tanto para ofrecer, que el enriquecimiento es infinito. 


¡A SEGUIR EN CARRERA!